Puede parecer raro y anacrónico, pero rastreando los orígenes de las cañerías, drenajes, cloacas y demás, los historiadores y arqueólogos han fijado una fecha muy antigua: el año 3750 AC, es decir, en los orígenes de las civilizaciones humanas, concretamente en Nippur, una ciudad perteneciente a la civilización de los sumerios.
Los restos arqueológicos arrojaron muestras de tuberías primitivas hechas de arcilla, en un primer momento se cree que estas redes de cloacas se construyeron para evacuar el agua de las lluvias, ya que si se estancaban, producían enfermedades, pronto en las diversas ciudades y poblados sumerios, la higiene y salubridad se elevó a causa del surgimiento de letrinas.
Este tipo de primitivas redes de distribución de aguas llegó hasta la Antigua Grecia, en donde se desarrollaron aún más los métodos de vertimiento de residuos, lo que llevó a los griegos a construir verdaderas redes de tuberías y cloacas.
Como os dijimos anteriormente, estas redes sólo se encargaban de drenar el agua de las lluvias, hasta que en Roma se dedicaron a construir sistemas de saneamiento de desechos, como baños y letrinas públicas, lo que llevó a aumentar la salubridad de los romanos, además, los romanos construyeron sus famosos acueductos, que aprovisionaban agua a la ciudad de Roma y ayudaban a sanear sus cloacas, lo que llevó a que a la ciudad nunca le faltase agua.
En la Edad Media, el uso de alcantarillados y de tuberías pasó a desuso, ya que las necesidades se hacían en cualquier lugar y se tiraban hacia la calle, la insalubridad en ese tiempo era altísima y las enfermedades iban y venían por doquier.
No fue sino hasta la Revolución Industrial que se replanteó la necesidad de dotar las casas y las ciudades de una red de tuberías y cloacas eficientes y fueron parte de la planificación de las ciudades en Europa, Hamburgo es el que desarrolló el primer sistema de cloacas y vertido de aguas residuales residenciales, comerciales e industriales como lo conocemos hoy en día.
Pronto, esta planificación de las redes de saneamiento se extendió por toda Europa, siendo las ciudades de París y Londres las que llegaron a desarrollar sistemas de cloacas mucho más grandes, complejas y eficientes que los de Alemania, estos sistemas permitían el drenaje de las aguas de lluvia así como también permitían descargar las aguas negras que venían de las edificaciones, muy pronto, se establecieron leyes y decretos de salubridad que obligaron a casi todas las ciudades europeas a instalar estas redes de distribución de aguas y de desechos. Lo que conllevó a que en todas partes del mundo se erigieran los sistemas de cloacas que tenemos hoy en día.
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